Dialogar sobre el Compromiso nos ha servido para cerrar una etapa sobre los cafés filosóficos de Figueres. Este ha sido nuestro ultimo café de la temporada. Ahora pararemos en el verano y a la vuelta ya veremos si continuamos. Hemos realizado 45 y necesito un tiempo de reflexión, de aprendizaje y de descanso.
Estuvimos dialogando sobre este concepto como esa obligación moral que adquirimos con otra persona o personas. Esto implica, tal y como se dijo, que en muchas ocasiones hay que “dejarse la piel” para cumplirlo. Es pasar de la teoría a la práctica.
Dijimos que el concepto en sí ha cambiado bastante, al menos, últimamente, pues antes una palabra dicha y un apretón de manos eran sellos de confianza y de que se iba a cumplir el acuerdo adquirido. Ahora, esto ha cambiado, nos emocionamos, nos comprometemos y cuando lo intentamos llevar a la práctica suele ser una carga que da como resultado, el no cumplimiento de esa obligación moral. No siempre, pero sí muchas veces.
Por supuesto, la sociedad y la cultura actual tienen mucha responsabilidad en ello. Sociedad líquida, donde todo se difumina, sin solidez, sin valores, con inmediatez, con individualismos, con intereses particulares, con velocidad, con ilusiones y frustraciones, con exigencias, etc., que provoca que el compromiso requiera verdaderamente un esfuerzo hacia uno mismo, una autosuperación.
Por tanto, lo que para mí puede ser motivo de compromiso, para otra persona puede no serlo. Por eso, se dijo que era una cuestión de la valoración que le damos cada uno de nosotros al compromiso en concreto que se pretenda adquirir.
Comprometerse implica renunciar a parte del beneficio propio. Ambas partes han de ganar y si no se está en esa tesitura, el compromiso como tal no será el que es. Es decir, tal y como se apuntó, la importancia del compromiso depende más del valor que se le dé al compromiso que del compromiso en sí.
También se dijo que tiene que ver con la educación. Comentamos que cuando hay un compromiso, una de las claves pasa por darle más importancia al compromiso que a las partes que lo contraen. De lo contrario, primará el individualismo. Esto conviene educarlo desde pequeños y en muchos casos los padres no lo predicamos con el ejemplo. De ahí que todos conozcamos a unas personas más comprometidas que otras.
Otro aspecto del que se habló, fue del compromiso de los políticos o de los que ostentan el poder de cambiar y mejorar las cosas. Pero no nos detuvimos en exceso, pues mucho de este debate queda fuera del alcance real de nuestra actuación.
Se dijo algo muy interesante sobre que el compromiso requiere seguridad, confianza y responsabilidad (tres temas tratados en otros cafés filosóficos) y que todo esto se pierde por esa inmediatez y esas exigencias de la sociedad actual.
Finalmente, ya estábamos acabando, aportamos que nos conviene saber decir que “no” muchas veces para poder llevar a la práctica el compromiso adquirido en la teoría. También que ha de haber conocimiento claro sobre lo que uno se compromete y autoconocimiento. También, como en cada café filosófico de los realizados, aparecieron las emociones y estuvimos dialogando algo sobre ellas.
En última instancia, hablamos sobre el compromiso en la pareja, que bien se puede relacionar con todo lo dicho anteriormente.