En este ultimo Café Filosófico estuvimos dialogando sobre el concepto de Actitud. Desde el principio se dijo que esta es una predisposición ante una acción que realizaremos. Es decir, y en esto coincidimos todos, es algo que no tiene que ver con la acción, sino con algo previo y con algo posterior. Es, pues, la intención, o el momento, que hay entre una acción que pasa y nuestra reacción al respecto. La forma de mostrarla es con nuestros actos, pero es algo previo e interior que podemos trabajar cada día para que sea positiva, pues todos deseamos ser felices. De manera que algo pasa, tomamos la actitud correspondiente y actuamos al respecto.
Estuvimos dialogando sobre si es innata o es algo que vamos forjando durante nuestra vida. Lo que es cierto, y en esto estuvimos todos de acuerdo, es que nuestra vida no está determinada por lo que nos ocurre, sino por nuestra respuesta a eso que nos ocurre. Y esta respuesta esta determinada, a su vez, por la Actitud que tomemos.
En este sentido, seremos proactivos o reactivos en función de la Actitud que tengamos, de la que vayamos forjando, porque aunque nazcamos con una concreta y peculiar, siempre podemos mejorarla si ese es nuestro propósito.
Por otra parte, se dijo que el cuerpo alberga la Actitud y, por tanto, que nuestros gestos y movimientos la llevan implícita. Y estos gestos y movimientos suelen ser automáticos e inconscientes, por lo que vamos mostrando nuestra Actitud sin darnos cuenta. Por tanto, se dijo que esta es una forma de ver la vida, una forma de vivir, en la que las circunstancias la afectan considerablemente. Si bien, si es proactiva podremos gestionar nuestras propias circunstancias y no ellas a nosotros.
Para terminar, se dijo que una buena Actitud nos alarga la vida y, por tanto, hemos de darle las gracias si es positiva. Y este es el concepto que elegimos de forma unánime para el próximo café filosófico: la GRATITUD.