Cafés filosóficos

Café filosófico «o cambias o estás muerto»

Después de haber parado nuestra actividad filosófica durante varios meses, volvimos a celebrar un nuevo café filosófico. En este caso bajo el título “O cambias o estás muerto”.

Título bajo el que comenzamos a hablar sobre la actual sociedad y cómo vivimos en ella. Mi intención era ver cómo podíamos ser más auténticos en una sociedad cada día más aparente. No en vano, cada día estamos más cansados de tantas exigencias, cada día mostramos más nuestra superficialidad y cada día estamos más debilitados interiormente, precisamente porque centramos nuestros esfuerzos en el exterior y no en nuestro interior.

Así que esa era la intención. Cómo fortalecer nuestro interior para estar más solidos y fuertes en una sociedad cada día más exigente y más aparente, donde se nos valora más por lo que mostramos que por quiénes somos. Ya no se nos valora ni siquiera por nuestro comportamiento, sino por lo que mostramos, por la información que los otros tienen de nosotros.

El café filosófico no era para ver cuáles eran las causas de esto, sino cómo podríamos orientarnos hacia nuestra esencia, hacia nuestra identidad, hacia nuestra autenticidad. Por eso el título era “O cambias o estás muerto”, que os invito a que visitéis www.metamorphosis.cat para profundizar más. Bajo este título, mi intención era, pues, que hemos de cambiar nuestra vida aparente en favor de una vida auténtica. De lo contrario, las exigencias y esa apariencia harán que nuestra alma sufra infartos hasta que nos mate bajo el nombre de ansiedad o depresión, debido a la insatisfacción y al descontento que padecemos. También puedes visitar uno de mis libros para profundizar un poco más.

Estuvimos dialogando bastante sobre el concepto de autenticidad y de cómo es muy complejo ser auténtico en esta sociedad. Durante este diálogo filosófico también se dijo que una de las claves era aceptar la realidad para, a partir de ahí, esforzarnos en lo que depende directamente de nosotros mismos para cambiar esa realidad o, mejor dicho, la interpretación de esa realidad, pues esta no cambiará porque nosotros queramos. La realidad es la que es y no podemos cambiarla en muchos casos, pero sí influir en el sufrimiento que nos puede provocar al interpretarla.

En este sentido, tuvimos dos ejemplos personales que nos mostraron dos claros casos de todo esto que hemos hablado. En ambos casos, la aceptación de su dura realidad les había convertidos en dos personas resilientes. Fue fantástico.