Cafés filosóficos

Café Filosófico sobre Comunicación

Habíamos escogido dialogar sobre comunicación en el ultimo café filosófico realizado por ser el gran problema a la hora de educar. Y no solo para educar, sino para cualquier otro aspecto de la vida. Bien sea en el ámbito personal, en el sentimental, en el profesional, en el social o en el familiar. Siempre que aparece un problema en uno de nuestros cinco ámbitos, aparece la comunicación por ahí. Sea por falta de comunicación, porque está mal interpretada, por estar mal explicada, o sea por lo que sea. Párate un momento a pensarlo y estarás de acuerdo con nosotros.
En todo caso, dedicamos gran parte de nuestro café filosófico a ver cómo nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás. También entramos en los medios de comunicación, las redes sociales, los dispositivos de comunicación, y su poder, pero volvimos a la comunicación entre personas, que es la que más nos interesaba.
En este sentido, se habló de la comunicación siempre dentro de un contexto y unas circunstancias. Y aquí influyen decisivamente tanto el lenguaje verbal como el no verbal. Y es que nuestro propio cuerpo nos habla, nos dice muchas cosas, que tendríamos que saber interpretar a la perfección, pues nos va la felicidad y el bienestar en ello.
También hablamos, por supuesto, del diálogo interior que nos generamos para poner, o para no poner, de acuerdo mente y corazón. Y, como bien decía Jaspers (filósofo existencialista), hay angustia cuando hay falta de comunicación y satisfacción cuando esta se produce.
También nos dijo Aristóteles hace muchos años, que las personas somos seres sociales por naturaleza. Es decir, que hemos de relacionarnos entre nosotros sí o sí. Y así es, y en el momento en el que se da una relación, aparece la comunicación. Y tan pronto como esta comunicación aparece, pueden darse los conflictos.
¿Sabes escuchar lo que no se dice? ¿Sabes hablar en el momento justo, diciendo lo que has de decir de forma elocuente? ¿Sabes callarte cuando la ocasión lo requiere? Estuvimos hablando largo y tendido, como puedes deducir, de la importancia de la escucha. ¿Escuchas para comprender o lo haces para contestar? ¿Escuchas…?
Llegamos al consenso de que la comunicación ha de ser inteligible. Es decir, el otro debe entender a la perfección lo que le estás comunicando, porque de lo contrario, interpretará. Y en esta interpretación es donde se dan los malos entendidos, las disonancias y los problemas. Por eso, dime cuánta capacidad de interpretar correctamente tienes, y te diré cuánto vales para comunicarte.
Hubo un aspecto donde nos detuvimos bastante por ser muy interesante y un gran motivo, sin duda, de reflexión. Es si la comunicación se acaba justo cuando el otro entiende bien lo que quiero decir o si, en cambio, del no entendimiento surge la comunicación. O lo que es lo mismo, ¿nos comunicamos para llegar a consensuar o para disensuar? El disenso ha hecho que la humanidad haya evolucionado. El no ponerse de acuerdo ha hecho que el ser humano haya progresado. Y no solo las personas, sino los lenguajes, las artes, etcétera.
Para terminar, se dijo que la tragedia es el no entendimiento. Y la tragedia provoca miedo. He ahí, pues, el tema del siguiente café filosófico, el de abril, el MIEDO, del que ya hicimos hace tiempo un diálogo sobre él y que este mes enriqueceremos un poco más.