El Café Filosófico es una actividad originaria de Francia. En el año 1992, un profesor de Filosofía de la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad de París, Marc Sautet, relató en una entrevista en la radio que había comenzado a reunirse con amigos suyos en algunos bares para discutir, sin ningún tipo de barreras, acerca de temas de calado filosófico. Y aunque lo contó como algo meramente anecdótico, su sorpresa fue que en la siguiente reunión se les unió gente progresivamente. Semana tras semana, el número de asistentes creció y Marc se vió obligado a reglar las sesiones para no perder en esencia lo que se pretendía hacer allí. A partir de dichas experiencias, en Francia comenzó a haber un boom de Cafés Filosóficos hasta llegar a existir actualmente más de 300 Cafés Filosóficos diseminados por toda la geografía francesa y por muchos otros países.
¿Qué es un Café Filosófico?
Un Café Filosófico puede denominarse como una actividad informal en la cual existen tres pilares importantes para su ejecución son:
– Un grupo de personas heterogéneo incluyendo todo rango de edad y condición. Sin ningún tipo de limitación.
– Un animador, facilitador o guía que es quien se dedica a moderar la actividad, entre otras cosas, y a profundizar en los puntos más filosóficos del diálogo. Normalmente es Licenciado en Filosofía.
– Una temática vinculada a la Filosofía. En un Café Filosófico podremos encontrar temas de todo tipo: en relación con las emociones: el amor, la amistad, la fe, el sexo, etc., también con las grandes cuestiones vitales: ¿qué es el yo?, ¿Qué puedo esperar de mi vida?, etc. pasando por temas puramente filosóficos: ¿Qué es la ética?, ¿Como conocer la realidad?, etc.
En todo caso, de lo que se trata es de compartir opiniones y sensaciones de forma asertiva, expresándose con claridad y dejando expresarse a los demás, para desarrollar el espíritu crítico y para convertirnos en ciudadanos morales que sepamos unirnos entre nosotros como contrarios que somos.