Estamos de lleno en la época del emprendedor. Hace años que los gurús del manegament vienen hablando del fin del trabajo tradicional y de la necesidad de emprender. El trabajador de empresa, que entraba con 16 años como aprendiz, iba ascendiendo y se jubilaba en la misma empresa, ha muerto. Y no solo este fiel trabajador, sino prácticamente todos, por lo que no tardando mucho la gran mayoría seremos autónomos. Estamos en la época de la emprendeduría.
Actualmente, el emprendedor está de moda, pero pronto la moda se convertirá en tendencia. Ya no se contrata. Ahora los empresarios quieren autónomos. Y con tanto emprendedor pululando por el mercado laboral, aparecen las oportunidades para vender alguna cosa a los propios emprendedores. Nos convertimos así en metaemprendedores. Es probable, incluso, que estemos creando una burbuja con este concepto de “emprendedor”.
Pues bien, es una pena que este concepto se haya relacionado única y exclusivamente con temas profesionales y económicos. “Emprender para ganarse la vida”. Si este concepto; que es crear algo nuevo y a ser posible original, que implica correr riesgos, que se necesita valentía, dedicación, ilusión, creatividad, paciencia, habilidades sociales y un sin fin de aspectos más, solo somos capaces de relacionarlo con lo profesional conseguiremos que estalle la burbuja.
Desde mi humilde opinión, es mejor correr riesgos en el autoconocimiento. Hemos de arriesgarnos a conocernos más y mejor. Hemos de arriesgarnos a desarrollar el potencial que llevamos implícito en nuestra identidad. A descubrir qué es lo que nos apasiona y a vivir de acuerdo a ello, a lo que nos hace sentirnos felices.
De manera que si hemos de emprender algo, que sea emprendernos a nosotros mismos. ¿Por qué? Porque es lo que nos hará ser diferentes de los demás. Si nos empeñamos en emprender en lo profesional sin emprender personalmente, fracasaremos. Nadie crea algo de la nada absoluta. Bueno, sí, Dios, pero este es otro tema. Desde luego, Jesucristo fue uno de los mejores emprendedores. ¡Menuda empresa montó! El largo plazo le ha funcionado bastante bien. ¿Por qué? Porque primeramente emprendió en sí mismo.
En definitiva, yo, que me dedico a la consultoría de recursos humanos desde la orientación filosófica y el coaching, tanto de forma personal como profesional, considero que trabajar por objetivos está obsoleto. Elaborar una estrategia es poco más que absurdo. ¡Si dentro de un momento algo habrá cambiado y nos tendremos que adaptar rápidamente! Orientar la empresa por objetivos es anacrónico. Ya no hay tantas oportunidades como antes. Hace unos años era fácil hacer coaching con alguien. Esta persona solía conseguir lo que se propusiera. Ahora ya no. Hay mucho emprendedor para poco queso.
Sé que algunos coaches y consultores de empresa pensarán que estoy tonto. Si lo hacen es porque solo entienden el binomio emprendedor-profesional y cualquier persona es mucho más que eso. Hay una identidad que cuidar y potenciar.
Por tanto, ¡dime cuánto has emprendido como persona y te diré cuánto vales!