Como casi todos sabemos, «Merlí» es una serie catalana de televisión donde se relatan las peripecias de varios alumnos de bachillerato y sus profesores. El actor protagonista es Merlí, el profesor de filosofía, y la materia estrella es, por tanto, la filosofía.
Pues bien, he leído críticas diciendo que la serie es muy machista, que utilizan el sexo como recurso televisivo o que se utilizan frases de filósofos totalmente descontextualizadas de su pensamiento, por ejemplo.
No deja de resultar curioso que estas críticas procedan, en muchos casos, de los propios filósofos, en su mayoría profesores de Universidad o de Instituto. Algo que para ellos es normal, pues la filosofía va mucho más allá de la calle, de lo popular. Defienden que la filosofía es algo muy serio, que no se puede banalizar y que para filosofar sobre Nietzsche, por ejemplo, hay que haber leído toda su bibliografía.
Son los mismos que consideran que los cafés filosóficos son todo menos filosóficos, porque no se profundiza lo suficiente en cada tema sobre el que se dialoga. O los que dicen que la filosofía no puede ser una disciplina para realizar en consulta individual, a modo de terapia, para ayudar a quien lo necesite.
Pero volvamos a la serie en cuestión. Sin entender prácticamente nada, me atrevería a decir que en las series de hospitales tampoco se profundiza mucho en medicina o enfermería; o en las de abogados, en derecho; o en las de periodistas, en ciencias de la comunicación; o en las policíacas, en criminología, por ejemplo.
Y sobre el sexo, ¿de verdad que los que critican esto de «Merlí», piensan que en la adolescencia, o en cualquier otra época vital, el sexo no es tan importante? ¿En otras series no se recurre al sexo como parte de la trama? ¿El sexo está presente en cada uno de nuestros días?
En todo caso, es obvio que «Merlí», como cualquier otra serie, es más un espacio de entretenimiento que de profundización. Conviene no olvidarlo.
Y sobre el machismo, ¿no está presente, por desgracia, en prácticamente todas las profesiones o en la propia Universidad? ¿Acaso la sociedad y el sistema no son machistas?
¿Quizá esta serie nos esté mostrando que una cosa es la filosofía y otra filosofar? Para que nos entendamos, haciendo una analogía: una cosa es el lenguaje y la literatura, y otra, escribir correctamente un correo.
Desde mi humilde opinión, el futuro de la filosofía pasa por volver a la calle, al ágora (hoy el bar, la televisión o las redes sociales, por ejemplo). Por mucho que les pese a los filósofos teóricos, la filosofía también es práctica y solo con el hecho de que se hable de ella, ya se consigue que la gente piense un poco, aunque, claro está, lo tendría que hacer mucho más.
¿Quizá «Merlí» hace que muchas personas que no han entrado nunca en contacto con la filosofía comiencen a hacerlo? ¿Quizá la sociedad necesite menos eruditos de filosofía produciendo tratados y discursos ininteligibles y más filósofos en la calle facilitando que las personas entrenen su espíritu crítico?
Haciendo otra analogía: ¿quizá la sociedad necesite menos cardenales y más misioneros y misioneras?