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Mujeres en deconstrucción

dones-que-deconstrueixenLa deconstrucción es un término que creó el filósofo francés Jacques Derrida el siglo pasado. Para él, en líneas muy generales, es un modo de construir nuevos conceptos a la vez que se destruyen los antiguos. Conceptos que tienen validez actual por su tradición histórica y porque la cultura los mantiene.

Aplicando esto al sistema de creencias que se les ha impuesto a las mujeres, es obvio que cuando una de ellas se empodera, lo que hace es deconstruir esas creencias para desarrollarse personal y profesionalmente.

Es decir, se libera de la tiranía de las creencias limitadoras que la sociedad y, sobre todo, la cultura mantienen. Un sistema patriarcal, anacrónico y claramente sexista que trata de impedir que las mujeres alcancen puestos de poder y decisión, tanto en el hogar como fuera de él.

Deconstrucción no quiere decir que una mujer tenga que construir su identidad basándola en los valores masculinos que sustentan el sistema, tales como: fortaleza, lenguaje varonil, competitividad, relegación de los sentimientos a un segundo plano, superioridad o agresividad, por ejemplo.

Deconstrucción quiere decir destruir esos valores construyendo otros a la vez, que tienen como objetivo principal fortalecer la dignidad humana, no la masculina o la femenina, sino la humana.

No solo hay hombres que entienden y tratan a las mujeres como objetos y no como sujetos, sino que hay muchas mujeres que hacen lo mismo. Por tanto, la mujer que pretenda mantener su dignidad como persona, deberá enfrentarse a sí misma impidiendo que se la trate como un objeto. Para eso, tiene que transformar (destruir y construir) las creencias que tiene en su mente y que no la dejan avanzar. Es decir, debe empoderarse de forma individual, pues siempre se enfrentará sola a sí misma para deconstruirse.

En este sentido, una mujer empoderada es aquella que ha decido autoconocerse y que lucha, sin copiar modelos, contra sus propias creencias que limitan su autenticidad. En definitiva, que se siente como un sujeto y que no permite que nada ni nadie la trate como un objeto. Solo depositando su hacer cotidiano (su existencia) en su auténtica esencia, podrá conseguirlo.

Es decir, ha de impedir que alguien la desconecte de su valía como persona. Y es que no es inferior a nadie, pues tanto hombres como mujeres tenemos las tres mismas cualidades esenciales: Sentir, Pensar y Actuar. O lo que es lo mismo: cuando una mujer consiga amarse a sí misma, comprenderse a sí misma y actuar por sí misma, entonces se habrá empoderado porque disfrutará de una sana autoestima.

Las creencias no son solo algo abstracto en su mente, sino que influyen directamente en su identidad como persona y en su forma de vivir. De ahí que insista en que para que una mujer vida de acuerdo a propia identidad, necesite deconstruirse a sí misma. Es ahí, en cada mujer, donde se comienza a destruir ese sistema de creencias patriarcal y sexista construyendo, al mismo tiempo, un nuevo sistema de creencias que persiga la dignidad humana y la absoluta igualdad. Y es que de poco servirá pertenecer a un colectivo, si luego a nivel individual no se hace nada al respecto.

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