Sabemos que la asertividad es la clave de la buena comunicación. Pues bien, para alcanzar la excelencia necesitaremos ser elegantes y para ser elegantes necesitaremos ser asertivos. Si no somos asertivos ya podemos despedirnos de ser elegantes y de alcanzar la excelencia. Se puede ser asertivo sin ser elegante, pero no se puede ser elegante sin ser asertivo.
La asertividad es la capacidad de actuar de forma positiva tanto con nosotros mismos como con los demás. El hecho de actuar de forma asertiva quiere decir que estamos actuando con apertura mental. Es decir, si pensamos y actuamos de forma negativa lo que estaremos haciendo es cerrar nuestra mente a otras posibilidades, mientras que si lo hacemos de forma positiva, lo que estamos haciendo es abrir nuestra mente para así optimizar ese pensamiento o ese acto. Más aún, esta apertura no hace sino ampliar el espacio mental para que nuestra vida sea más rica. Como consecuencia de ello, nuestra existencia será mucho más llevadera en los momentos duros y difíciles.
Una persona asertiva tiene el derecho de expresar tanto su punto de vista como sus sentimientos, siempre y cuando permita que los demás hagan lo mismo. Es decir, se expresa sin vulnerar el punto de vista y los sentimientos de los demás. En este sentido, una persona asertiva es autónoma, porque se expresa en libertad y, a su vez, es responsable, porque respeta tanto su punto de vista como el de los otros.
Las personas asertivas se sienten seguras y no presumen de ello. Simplemente se sienten seguras para tomar decisiones y responsabilizarse de ellas. Son autónomas y su calidad humana es máxima. De esta calidad se desprende la Elegancia que de forma continuada muestran en sus relaciones y en sus acciones, siempre participando de la dignidad humana. Sus mensajes son claros y precisos, pues entienden que esta es la mejor forma de comunicarse. Siempre buscan el entendimiento a través de la escucha correcta y activa, pero también dicen las cosas de forma clara. Son elocuentes. Son directas con su discurso y, por eso, permiten que los demás se expresen de la misma forma. Sus dudas son siempre razonables y orientadas al aprendizaje y a la mejora.
Las personas asertivas son congruentes. Es decir, dicen lo que piensan y hacen lo que dicen y sienten. De aquí se desprende que son honestas y justas y, por tanto, fiables.
Por otra parte, saben esperar y elegir de forma correcta sus intervenciones. Escriben, actúan, dirigen y piensan su propia vida, porque son autónomas y responsables. Nadie hace su trabajo sino ellas mismas. No se quejan y son valientes al asumir los riesgos de sus decisiones.
La forma de expresión de las personas asertivas es rica en vocabulario y matices, pues adaptan su discurso a los posibles receptores. Es decir, hablan en el mismo plano discursivo que el que escucha.
¿Te consideras una persona asertiva?