Si no deseas deambular perdido por la vida, pon la esperanza como cabecera. Es una actitud positiva e ilusionante ante algo que aún no ha ocurrido. Su importancia es crucial en cualquier proceso. Y como lo que deseas es obtener el resultado que persigues, entonces hasta que lo alcances has de tener, sí o sí, esperanza.
Esta te mantiene en vida. Va abriéndote el camino a tu paso. Es quien da la cara en primer lugar. Es la primera que aparece cuando la realidad te golpea. Es tu escudo protector. Es la que alimenta tu confianza. Es la que motiva aquello que es posible. Es, en palabras de Aristóteles: “el sueño del hombre despierto”.
Es mucho más importante de lo que quizá pueda parecer. Sabes que es lo último que se pierde pero, si la alimentas desde el principio, no solo no la perderás, sino que te hará percibir la realidad de forma más positiva…