Cafés filosóficos

XXIV Café Filosófico – saber decir «no»

Curiosamente, en este café filosófico estuvimos bastante de acuerdo todos los asistentes. Y es que saber decir “no” no es que sea algo muy conveniente, sino que es algo absolutamente necesario para que exista claridad comunicativa entre personas. Sin embargo, no todos sabemos hacerlo, al menos en algunas ocasiones. Quizá porque si decimos “no” tenemos que dar explicaciones, incluso aunque no nos las pidan, o por tener tendencias a ayudar.

Una asistente nos contó una anécdota que le había pasado horas antes de contárnosla y es que había dicho que “no” a alguien que en la calle pedía dinero y luego se sentía culpable por haber sido tan tajante. Lo que nos llevó a hablar de ese sentimiento de culpa tan cristiano que hemos instaurado en nuestras formas de vivir.

Otra cosa que se diferenció y que fue muy interesante, es que una cosa es decir “no” a los demás y otra es decir “no” a nosotros mismos. Aquí está una de las claves filosóficas fundamentales sobre este tema, ya que si no somos capaces de decirnos “no” a nosotros mismos, será muy difícil que luego podamos decírselo a los demás.

Saber decir “no” es una cuestión de pura asertividad. Todos tenemos el derecho, que no la obligación, de decir “no”, o lo que estimemos oportuno, a los demás, respetando su persona y nunca vulnerando su dignidad. Y es que hay momentos en los que otros vulneran nuestra dignidad cuando no aceptan que les digamos que “no”. Por tanto, la aceptación es una de las mejores formas de entrenarnos para saber decir “no”. Y si necesitamos preguntar, pues tendremos que hacerlo. Preguntar es hacer filosofía. Preguntar es fundamental para el presente y para el futuro.

Otra herramienta para saber decir “no” es la escucha. Si no sabemos escuchar de forma adecuada, la comunicación no será fluida y quizá digamos que “sí” de forma precipitada.

Por otra parte, en una época en la que prima la inmediatez, la velocidad, los estímulos externos y la información, es necesario tener capacidad para decir “no” a diario. La mejor forma de entrenarlo es atreverse a ser asertivo. Para eso el autoconocimiento es fundamental, como para todo.

También relacionamos decir “no” con los valores personales, pues cuando estos pueden ser vulnerados por la propuesta que nos presenten es cuando hemos de saber decir “no”. Nuestros valores personales son nuestros límites internos.

También se apuntó que justo antes de decir “sí” o “no” es muy conveniente detenerse unos segundos y sentir el cuerpo a ver qué nos dice. Por tanto, saber decir “no” es también una cuestión de sentimiento y no solo de la razón.

Ya avanzado el café y en una línea muy socrática, se dijo que cada vez que estamos diciendo “no” lo que estamos es afirmando otra cosa. Es decir, estamos persiguiendo un bien por otra parte. Lo cual debería de ser aceptado por el que reciba ese “no”.

Al final, estuvimos relacionando el “no” con las normas sociales, culturales y legales. Si siempre hubiéramos dicho “sí” a todas las normas, no habríamos evolucionado como personas. Por tanto, decir “no” socialmente es fundamental y hemos de saber hacerlo, tanto de forma individual como en grupo.

Y como reto para el próximo café filosófico de junio, decidimos no escoger un tema concreto y de esta forma el que venga que exprese sobre qué quiere hablar y entre todos luego elegiremos sobre qué hacerlo en concreto. Os esperamos.

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