¡Ojo con tu cuerpo! No sólo es la base material y la condición sine qua non para que vivas, sino que es la mejor muestra de tu propia vida. En la medida en que es lo más cercano a ti, es la primera realidad que deberías de percibir, entender y mejorar. ¿Lo haces? ¿Entiendes tu lenguaje corporal? ¿Piensas tus emociones y tus sensaciones?
Te voy a hacer otras dos preguntas de “fácil” respuesta: ¿tú tienes o tú eres un cuerpo? ¿Tu cuerpo es tu aliado o es tu enemigo? ¡Recuerda cuando contestes que lo obvio te puede confundir!
La diferencia entre tener y ser es crucial para tu vida y para tu felicidad. Si entiendes tu propio cuerpo como una pertenencia tuya, como algo que tienes, entonces, para ti, es un objeto. En cambio, si lo entiendes como vivido bajo tu propia experiencia, entonces lo entiendes como sujeto.
Como curiosidad, peligrosa para ti, te diré que hay quien se refiere a tu cuerpo con el término “carne”, porque esta es corrupta y perecedera. Si no reprimes tus emociones, estas lo pervertirán. Si las reprimes, tu cuerpo permanece bajo la férula de la razón y del espíritu.
¿Sabes quiénes son los que piensan así? Los que no creen que de la calidad de las sensaciones que tengas así será la calidad de tus experiencias. Y es que a mejores sensaciones, mejores experiencias. ¡Que sepas que gran parte de tu felicidad depende de la interpretación que hagas de esas experiencias corporales!
¿Has mantenido en alguna ocasión relaciones sexuales con tu pareja porque se pone muy pesado o pesada, o porque ya toca, por ejemplo? Si la respuesta es afirmativa, en ese momento no estabas entendiendo ni tu cuerpo ni el de tu pareja como un sujeto sino como un objeto. No estabas teniendo en cuenta sus sensaciones. Sólo pretendías cumplir. Separaste tu cuerpo de tu mente. Perdiste una oportunidad de crecimiento personal.
Evidentemente, si siempre tocas a tu pareja de la misma manera, entonces él o ella siempre sentirá lo mismo. No tendrá nunca nuevas sensaciones. Esto es mucho más serio de lo que parece. Marca la diferencia entre una buena o mediocre relación sentimental.
¡Ahora, piensa un poco! ¿Sabes que las cosas que te preocupan suelen estar relacionadas con el tener? Si te preocupa no tener un cuerpo bello o atlético, por ejemplo, entonces es que entiendes tu propio cuerpo como un objeto. ¡Lo siento, si es así, lo que pretendes es tener y no ser!
¡Piensa un poco más! En cualquier objetivo que te marques, ¿qué es para ti más importante: el resultado o en lo que te vas convirtiendo durante el proceso? Si tu respuesta es en lo que te vas convirtiendo, entonces no te preocupas por el resultado. Te centras en el presente. De la preocupación pasas a la ocupación. Del tener pasas al ser. ¿Sobre qué crees que tienes control directo: sobre lo que te preocupa o sobre lo que te ocupas?
¡Me alegro, tú no tienes un cuerpo, sino que eres un cuerpo!
¿Cuánto tiempo piensas al día en tus propias emociones y sensaciones?
Si me permites una sugerencia, ¡no te preocupes por tus respuestas, ocúpate de ellas!