Nuestro último café filosófico del 2014. Como siempre, muy interesante. En este caso, debatimos sobre la Intuición. Un tema muy filosófico por su relación problemática con la razón. Si la intuición es la capacidad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento, entonces la razón, ¿queda excluida en una intuición? ¿Son amigas o enemigas la razón y la Intuición?
Estas fueron las preguntas con las que comenzamos a debatir. Para ello, presenté cuatro características de la Intuición. La primera, que es espontánea. Surge de forma directa. Es un chispazo. Aparece una idea y algo ves claro.
La segunda es que es inmediata. Es decir, no hay nada entre su creación y su aparecer. No hay razonamiento alguno. Es anterior, pues, al razonamiento.
La tercera es que es completa. No se deja nada. Abarca todo lo que puede abarcar. Es por tanto, perfecta en la medida en que abarca todo lo que tiene que abarcar.
Y la cuarta es que es idónea, adecuada. Es la mejor posible.
Estas cuatro características se relacionan entre sí y definen muy bien el concepto de Intuición. Si bien, estuvimos debatiendo mucho sobre si era consciente o inconsciente y llegamos a la conclusión, generalizada, siempre hay excepciones, de que es inconsciente, pero que se abastece de lo que hemos vivido, de nuestra propia experiencia. Es decir, intuimos sin pensar, pero esa intuición está basada en nuestros conocimientos y nuestras experiencias. ¿Quién es más intuitivo: un niño o un adulto de edad avanzada? Se preguntó y todos volvimos a dudar. ¡Qué bonita es la filosofía!
En este sentido, si no es racional, ha de ser emocional o espiritual. Esta distinción también nos llevó un tiempo de debate. Llegamos al consenso que es anterior a la emoción. Es mucho más primigenia. De hecho, es innata, aunque la podamos (y la debamos) desarrollar. Nos ha servido, y nos sirve, tanto para evolucionar como seres humanos como para sobrevivir. En innumerables ocasiones intuimos simplemente para sobrevivir o para adaptarnos a nuestro entorno, al medio que nos rodea. Incluso, podríamos decir que es nuestro sexto sentido, pues percibimos la realidad a través de ella.
En mi opinión, me atrevería a decir que es incluso anterior y más potente que los otros cinco sentidos, pues percibe una realidad que aún no se ha dado. Tiene algo, pues, de espiritual. Filosóficamente tiene mucho que ver esto con la Intuición Esencial que decía Kant. Intuición esencial, pues, que es previa a todo, que se da a priori. Y en la medida en que es a priori es pura. A lo que se añadió que la intuición pura no existe en el mundo real. Por eso es pura. Platón estaría contento si hubiera estado presente a través de Sócrates, pues este nos habría demostrado que esa Intuición Esencial y Pura está en el mundo de las ideas y que todas las intuiciones que se dan en la tierra participan de esa Intuición Ideal.
Por otra parte, la Intuición puede ser acertada o no acertada. Siempre es positiva porque es una idea. Lo que puede pasar es que sea acertada o no. Siguiendo este razonamiento, quien es más intuitivo, acierta más que el que lo es menos. También se dijo algo muy interesante y es que una intuición aparece porque no tenemos información fidedigna de aquello que intuimos. En un mundo sobresaturado de información no nos queda más que intuir. Eso es lo que nos dicen los gurús.
Como la Intuición hace referencia a algo que aún no se ha dado, podríamos confundirla con un deseo o con una visión. Se llego a la conclusión unánime que la intuición no es ni una cosa ni la otra.
Por otra parte, si la intuición es una idea pura, que lo es en la medida en que no hay ninguna valoración al respecto, entonces es muy probable que las buenas ideas que nos aparecen en la cabeza sin saber cómo, aparezcan en momentos de máxima relajación o de alejamiento mental de esa idea. Así lo decía Eisntein y con este coincidíamos todos.
En este sentido, le podríamos preguntar a Howard Gardner, el padre de la teoría de las inteligencias múltiples, si existe la inteligencia intuitiva. Para acabar sugerí si queríamos debatir sobre la Inteligencia en el próximo café filosófico, que ya será en el 2015, y todos llegamos a la conclusión de que No. Así que teníamos que elegir un concepto para tratar. En ese momento se dijo que había gente que intervenía mucho más que otros, lo que se generó un poco de debate, rápido, en el que apareció la Timidez. Eh ahí, el próximo tema: LA TIMIDEZ.